Adriana Tursi trabaja con el teatro histórico, en el que suele elegir a personajes femeninos para contar sus dramas. Es docente y parte de Argentores.
Durante más de una década estuvo al frente de la delegación marplatense de Argentores. Adriana Tursi es una autora de gran trayectoria y también docente de la Escuela Municipal de Teatro. Como dramaturga, sus piezas suelen vincular historia, teatro y participación femenina.
Prueba de esas fusiones son las obras “Felicitas, o las niñas mudas”, “La patria al hombro” o “Remedios, una mujer sin patria”, entre otras.
“Escribí ocho obras, casi todas estrenadas. Queda una que todavía espera el estreno, a veces pienso que la protagonista que es un personaje del siglo XIX de la historia argentina no quiere que se hable de ella”, dice entre risas, mientras se prepara para reflexionar sobre su manera de trabajar en el universo del teatro histórico.
Además de escribir teatro, en la actualidad Tursi integra el Consejo Profesional de Teatro, desde donde trabaja en la defensa de los derechos de autores y autoras.
“El conflicto se da por omisión. Hay una mujer, o un grupo de mujeres queriendo llevar adelante un deseo, y un otro que está queriendo negar el deseo o la voluntad de esas mujeres”, dispara sobre la estructura de cada guión.
En diálogo con LA CAPITAL, la autora reconoció que busca que en sus personajes destacar el rol ejecutivo de las mujeres en la historia nacional y dijo que es central pensar en qué recorte hacer del tema al momento de encarar una investigación que nutra la ficción escénica.
– ¿Cómo es el proceso por el que llegás a crear tantas obras de teatro que tienen a la mujer de la historia argentina como protagonista?
– Me gusta la historia argentina, es interesante recurrir a sus conflictos; y Shakespeare nos enseñó que beber de esa fuente es bueno para la dramaturgia a la hora de contar historias. Y la mirada acerca del rol que tuvo la mujer llegó casi por añadidura. La historia argentina fue contada por varones, y las mujeres tuvieron muy poco espacio, o lugares que las acercaran a la acción central. Así que trato de mirar la historia desde otra perspectiva, preguntándome qué fue lo que hicieron aquellas mujeres que nos antecedieron, con qué conflictos tuvieron que lidiar, observando si se repiten esos conflictos en el siglo XXI. Y si lo seguimos padeciendo, de qué modo. Esta última pregunta es la que actualiza la historia a trabajar. Es importante la actualización, porque si no la historia nos queda lejana y es pura anécdota.
– Por un lado está la historia y por el otro lado los personajes femeninos. ¿Cómo elegís a esas mujeres y no a otras?
– Hay momentos fundantes de nuestra historia donde las mujeres tuvieron un rol central, es el caso de la historia que cuento en la obra “La patria al hombro”. El proyecto educativo que conocemos en nuestro país fue pensado por Sarmiento, pero llevado adelante por un grupo de maestras norteamericanas junto a argentinas, fueron esas mujeres la que le pusieron el cuerpo a ese proyecto. Así que si Sarmiento fue el padre de la educación en nuestro país, esas mujeres fueron las madres. En el caso de “Remedios, una mujer sin patria”, me interesó trabajar a Remedios de Escalada, esposa de San Martin y el vínculo entre ellos dos.
– En el prólogo a uno de tus libros, Pacho O’Donnell dice que el teatro histórico es teatro, no es historia. ¿Qué busca el teatro histórico?
– Por un lado está la historia y por otro el fragmento que es llevado a escena. El teatro para mí es un espacio
donde el drama se actualiza y es interpelado bajo el signo de esta época. En el fragmento que elijo estoy haciendo un recorte, intento traer el pasado para abrir un diálogo en este presente. El teatro es ese espacio dónde pasado, presente y futuro se unen bajo una interpelación. Y hablo de futuro, porque en el planteo hay un anhelo que llama a repensar lo que se viene. Pacho O’Donnell lo observa desde su mirada de psicoanalista y hombre que se dedicó a revisar la historia argentina, además es un dramaturgo que trabaja con temática histórica; es un hombre con una gran capacidad para mirar el conjunto, y hace una lectura de las obras que yo agradezco.
– ¿Cuánto de investigación histórica tienen todas estas obras?
– Una gran parte. Pero la investigación sirve para abrir una hipótesis de trabajo. Tengo por delante una pregunta que interpela, sino uno corre el riesgo de perderse en la investigación. Uno tiene que saber qué es lo que está yendo a buscar. El teatro siempre hace un recorte de la historia, no es posible contarlo todo, para contarlo todo deberíamos escribir una novela. En “La patria al hombro” el recorte apareció después de casi un año de trabajo, había mucho material sobre Sarmiento. En el caso de “Remedios, una mujer sin patria” sabía dónde quería poner el foco. Fue muy difícil hacerme de material. Hay mucho silencio en torno a la figura de Remedios de Escalada. Ese silencio estuvo confrontado con una imagen cierta sobre la partida de ella de Cuyo. Enferma, tuvo que llevar su ataúd detrás por si moría en el camino. Ese fue el disparador dramático.